domingo, 7 de septiembre de 2008

CAMINITO DE TEROR.


COMITÉ DE EMPRESA GLOBAL (SALCAI-UTINSA S.A.)

laprovincia.es » Gran Canaria

Caminito de Teror.
Las calles están en plena ebullición. Los caminantes se lanzan a la carretera para cumplir con el camino, los operarios dan los últimos detalles para cumplir con el programa, los penitentes tratan de cumplir sus promesas... La imagen luce a los pies de la Basílica, los comerciantes se preparan para la avalancha y los turistas no pierden detalle. Teror es ya la Virgen del Pino.
06-09-2008

Caminantes, turistas penitentes y músicos, deambulan por las calles de la Villa en las horas previas a la romería del Pino . JUAN GREGORIO

JAVIER BOLAÑOS - TEROR. La carretera de Teror se transforma en un reguero de caminantes. En el pueblo, el ajetreo y el bullicio es total en las horas previas a la romería y a la celebración del día principal de la festividad. "Hace por lo menos tres años que no veníamos", comenta una mujer con su familia en el pórtico de la Basílica al tiempo que un penitente se coloca unos pañuelos para cubrir de rodillas el pasillo que conduce desde la puerta hasta la imagen del Pino, que ya se encuentra a los pies del templo como es tradicional cada año. Reza y se libera de su promesa mientras las madres 'presentan' a sus bebés.

En la calle, un curioso trío de músicos 'rejuntados', como se autodefinen, provenientes de lugares como Lanzarote, Agaete y la capital grancanaria, deambulan con su música canaria al viento, con su guitarra, el timple y un curioso instrumento móvil de difícil catalogación, en forma de sonajero con chapas, tres cuerdas y una bocina. Roque, Gregorio y Pedro animan desde hace unos días la fiesta. Luego partirán hacia El Charco.

"Desde hace 16 años la música canaria no suena en los altavoces", interviene Manuel Hernández, un lugareño que exalta la labor de este grupo, mientras lanza su queja porque en Teror se echan en falta los actos infantiles en estos días de jolgorio.

A su lado, el último cuchillero artesano del municipio, Felipe Ojeda, que lleva un cuarto de siglo en la labor, así como Antonio Yanes, el latonero, que en estos días se dedica en una esquina de la Basílica a la venta de turrones de Moya. De su garganta salen lamentos porque a sus 78 años le han pedido un seguro, sin el cual no puede seguir vendiendo sus piezas. Eso sí, guarda alguna bala en la recámara, porque tiene un encargo.

Mientras los operarios hacen los últimos arreglos, el personal de la televisión canaria monta su equipo al margen de la imagen oficial en una azotea y en un solar del Muro Nuevo, y los comerciantes venden todo tipo de productos. Al golpito, José Benítez se acerca en compañía de su hijo. A sus 96 años, es el repostero más famoso de Teror. Va a ver a la Virgen, mientras se encuentra a cientos de turistas que miran con los ojos abiertos todo este espectáculo. Y hoy, la romería.