jueves, 18 de diciembre de 2008

EL PENDEJO DEL PUEBLO

COMITÉ DE EMPRESA GLOBAL (SALCAI-UTINSA S.A.)

El pendejo del pueblo

Se cuenta que en una ciudad del interior, un grupo de personas se divertían con el pendejo del pueblo. Un pobre infeliz, de poca inteligencia, que vivía de pequeñas dádivas y limosnas.

Diariamente ellos llamaban al pendejo al bar donde se reunían y le ofrecían escoger entre dos monedas: una grande de 400 reales y otra menor, de 2000 reales.

Él siempre cogía la más grande y menos valiosa, lo que era motivo de risas para todos.

Cierto día, alguien que observaba al grupo le llamó aparte y le preguntó si todavía no había percibido que la moneda mayor valía menos.

- “Lo sé”, respondió, “no soy tan pendejo”. Ella vale cinco veces menos, pero el día que escoja la otra, el jueguito acaba y no voy a ganar más mi moneda”.

Esta historia podría concluir aquí, como un simple chiste, pero se pueden sacar varias conclusiones:

La primera: Quien parece pendejo, no siempre lo es.

La segunda: ¿Cuáles eran los verdaderos pendejos de la historia?

La tercera: Una ambición desmedida puede acabar cortando tu fuente de ingresos.

Pero la conclusión más interesante es:

Podemos estar bien, aún cuando los otros no tengan una buena opinión sobre nosotros mismos. Por lo tanto, lo que importa no es lo que piensan de nosotros, si no lo que uno piensa de si mismo.

El verdadero hombre inteligente es el que aparenta ser pendejo delante de un pendejo que aparenta ser inteligente.