domingo, 23 de noviembre de 2008

EL VIAJE QUE TU MISMO CONDUCES

COMITÉ DE EMPRESA GLOBAL (SALCAI-UTINSA S.A.)

El Viaje que tu mismo conduces

Si comprendes quién eres y te respetas, las críticas no te supondrán ningún problema sino que te brindarán la oportunidad de volverte una mejor persona. Cuando te sientes imperfecto o inseguro, la crítica es como una amenaza y crees que debes defenderte. Cuando te sientes seguro, no perfecto sino seguro, puedes escuchar las críticas y tener en cuenta su valor.

Puedes decir, “lo siento”, y “gracias por abrillantar mi espejo”. Y cuando sea conveniente podrás aprender de las críticas y mejorar tu conducta. Digo cuando sea apropiado porque hay personas a las que les encanta encontrar defectos en otros. Ése es su problema…

Recuerda que todos somos lienzos en blanco. Si presentas un lienzo en blanco como tu obra de arte, no te pondrán buena nota. Pero la creación empieza cuando comienzas a trabajar, sobre todo si consideras el lienzo en blanco una oportunidad de expresar tu talento y no una posibilidad de fracasar. Y recuerda que el lienzo no se termina mientras dura la vida.

Cuando nos encontramos fluyendo en la dirección incorrecta, es más fácil pensar en quién tiene la culpa que cambiar de dirección. Piensa en ello. Imagina que tomas un tren y tan pronto como sale de la estación te das cuenta de que va en dirección equivocada. ¿Te enfadas y echas la culpa al tren o reconoces tu error, te bajas en la primera estación y cambias de andén para tomar el correcto?

Culpar a los demás de nuestra pérdida de rumbo es tentador. Recibimos mucha información sobre la vida pero poca educación de la vida por parte de nuestros padres, maestros y otras figuras de autoridad, que por su experiencia saben más de ella. La informacìón se basa en los hechos, la educación en la sabiduría y el conocimiento de cómo amar y cómo sobrevivir. Pero, por más consejos que te den, eres tú quién decide que tren tomar.

Mientras recorres la vida, presta atención a los indicadores y las estaciones. Si no te gusta lo que ves, tira del freno de emergencia y bájate del tren. No hay otro interventor que lo haga por ti ni tienes que pedir permiso a nadie para hacerlo. Es tu vida, tu viaje, el que tú mismo conduces.