martes, 9 de agosto de 2011

Los compañeros de Alfonso Calzada Fiol, cuyos restos fueron incinerados ayer, recuerdan la figura del abogado que plantó cara al franquismo y al amigo que se convirtió en maestro de letrados.

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laprovincia.es » Las Palmas G.C.






Profesional dónde los haya, gran persona y gran amigo. Aunque suene a tópico, la abogacía de Las Palmas de Gran Canaria despidió ayer a Alfonso Calzada Fiol como a uno de los grandes maestros del derecho penalista de la ciudad, honor que se ganó a pulso en casi 60 años de profesión y con casos tan sonados como el de Juan García, el Corredera, en 1959.

"Yo mantenía una relación muy especial con Alfonso porque cuando empezaba su carrera y le tocó defender al Corredera se asesoró mucho con mi padre, José María Palomino Parrado, y luego fue al revés, cuando yo empezaba, él me enseñó y yo le ayudé en la defensa del hermano de el Rubio, en los años 80". José María Palomino recordaba así la figura del desaparecido abogado al que le unía una especial confidencialidad. 

"Cuando presenté su libro sobre el Corredera, precisamente, le entregué los manuscritos que mi padre escribió sobre el caso para que él preparara la defensa, creo que era la persona más adecuada para que lo guardara"."Alfonso fue mi maestro y es todo un referente en el mundo de la abogacía junto a Pedro Limiñana y Fernando y Joaquín Sagaseta", señala el abogado José Manuel Rivero. Este letrado recuerda cómo Calzad Fiol siempre hablaba del caso del Corredera como "su cruz" porque le marcó de por vida. 

"Él vio cómo lo ajusticiaban, eso le marcó y le orientó el resto de su vida hacia ideales democráticos y progresistas". Coincide en esto Rivero con la concejala Nardy Barrios, abogada de profesión y alumna de Calzada Fiol. "Fue su cruz porque él siempre confió en que podía haber ganado el juicio y salvarle la vida al Corredera, pero ya le decíamos nosotros que no se amargara que contra el franquismo no iba a poder hacer nada".

Barrios destacó también la labor de Calzada Fiol en pro del derecho penal. "Hasta que él llegó, el derecho penal estaba visto con cierto deprecio, él lo dignificó y le dio prestigio".Por último, la abogada Josefina Navarrete se mostró muy sorprendida por la muerte de Calzad Fiol al enterarse ayer tarde por este periódico. "Me quedo muy sorprendida", dijo, "la verdad es que fue un abogado que dejó huella en la judicatura de Las Palmas, era muy significativo y un canariote de pura cepa con unos informes de defensa que eran dignos de oirse", manifestó la letrada con la que compartió varios casos en los años 80 y 90.