lunes, 4 de octubre de 2010



El Gobierno está poniendo en práctica un engaño para contentar a su clientela de izquierdas cuando presume de subir el IRPF (Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas) a los mayores patrimonios y de hacer sufrir a los ricos. La realidad fiscal de España es que son los asalariados los que pagan más impuestos. No es una opinión subjetiva, sino una evidencia incontestable a tenor de los propios datos de Hacienda. Las personas que dependen de una nómina representan el 45 % de la renta nacional. Esas mismas personas aportan casi el 90 % de lo que se ingresa por IRPF. La desproporción resulta obscena: quienes más riqueza atesoran son los que menos arriman el hombro al erario público, y menos mal que tenemos un Gobierno socialista.