jueves, 22 de julio de 2010


En plena víspera de Reyes de 2008, Francisco H., policía local en la capital grancanaria, decidió ir a unos grandes almacenes para hacer las compras navideñas. Hasta ahí todo normal, pero algo extraño pasó por la cabeza del agente, porque esa noche del 4 de enero optó por llevarse un portátil a las bravas, sin usar los cómodos plazos de la tarjeta de crédito, ni los 2.500 euros que gana al mes.