Quince sociedades y consultorías, la mitad de ellas canarias, trabajan ya en los proyectos constructivos de los siete tramos de la vía, un reto para los ingenieros por las dificultades de los trazados urbanos y, como circunstancia añadida, por la incredulidad de una gran parte de población sobre la viabilidad económica de la línea ferroviaria entre Las Palmas de Gran Canaria y Maspalomas, cuyo coste se estima en 1.360 millones de euros.